viernes, 2 de noviembre de 2012

Agustín García Calvo






Ayer murió Agustín García Calvo, vaya como homenaje este poema, el primero, del libro de los conjuros.


La fotografía fue tomada en la feria del libro de Mérida, al igual que el autógrafo el 5 de junio de 2003.








I

A ti, negrura del agua,
madre mía, mi reina mora, raíz del mundo,
maestra de niños ciegos,
aquí te conjuro.

De pensamiento vacía
calavera, preñada de algas y escaramujos,
mi luz de mi luna blanca,
aquí te conjuro.


A ti, que nombre no tienes,
yo te nombro, y por ser quien eres y por lo mucho
que con tu falta me llenas,
aquí te conjuro.


Yo mismo, a falta de otro,
yo, al que otros dicen 'tú' para hacerlo suyo,
a ti, la que ya no eres,
aquí te conjuro.


En tu regazo y tus pechos
derramando las rosas negras y el vaho humo
de letras y letanías,
aquí te conjuro.


Para que huyas y vengas
y que acudas y que te vayas, que todo es uno
que te hundas y que amanezcas
aquí te conjuro.

Con fuertes nombres vacíos,
ordenando tu miedo mío en dorados números
de lo hondo de mí y del cielo
aquí te conjuro,


y por Poniente y Naciente,
por delante y por detrás, por lo alto y por lo profundo
y a la izquierda y derecha mía
aquí te conjuro.

Eh madre, aquí te conjuro,
mi verdad y mentira mía, mi propio luto,
luciérnaga de mi noche,
relámpago mudo.


Descana en paz, POETA