Nana para un huerfanito
En el hospicio no hay cunas
ni madre que te consuele,
sólo niños huerfanitos
y tristeza en las paredes.
Niños de sonrisas yertas
y de miradas amargas,
como soles de mercurio,
así se vierten sus lágrimas.
A través de la ventana
se está colando la luna,
y son sus rayos de lirios
ramilletes de ternura.
Duérmete, cariño lindo,
aunque no te canten nanas,
ni te abracen, ni te besen,
ni te ofrezcan esperanzas.
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