Nana para dormir
a un niño sordomudo
Cuando la voz no alcanza
para dormir a un niño,
utiliza el lenguaje del amor.
Haz que tus ojos se conviertan
en palomas y que su vuelo azul
cercene la barrera del silencio.
Moldea con tus manos
sonajeros de risas
y juega con tus dedos
a los cinco lobitos.
Procura que tus labios
sean manantial de besos
y humedece su frente
con sutiles caricias.
Cuando la voz no baste,
regálale sonrisas,
abrazos y ternura.
Con eso es suficiente
para dormir a un niño…
Y cuando esté soñando,
susúrrale,
susúrrale una nana.
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