Nana para un niño maltratado
Con dolor sin medida
recibes en tu rostro
el hipócrita beso
de unos labios ingratos.
Con sonrisas respondes
y te vas hacia el sueño
haciendo pucheritos
y ofreciendo perdón
con tu dulce mirada.
Esas palabras broncas
que te hieren y humillan,
las transformas en nanas
y te quedas dormido.
Porque sabes, mi amor,
que el sueño es un refugio
para el niño que sufre.
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