Nana para Celia Manuela
(que vino al mundo a mitigar tristezas)
Aquel llanto sonoro
quebró la madrugada
inundando de dicha
el nuevo amanecer.
Y las mismas palomas
que ayer revoloteaban
en triste despedida
se tornaron pañuelos
para enjugar los ojos
de lágrimas radiantes.
Celia Manuela, niña,
llegaste con el alba
a mitigar lamentos
que del alba brotaban.
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