viernes, 18 de marzo de 2011
De nuevo es viernes…
Con sonora voz se dirigía un joven
a sus colegas que en corro
planeaban la fiesta para el finde tras una ardua semana de agotador asueto
Unos cubatas, unas rayitas, unas pirulas,
buena música y algún que otro polvete, comentaban jocosos.
Cerca de aquel grupo, un hombre negro mendigaba limosnas.
Ni acostumbran mis manos a poner pecunia en manos de indigentes ni son diques que sirvan para contener el hambre de unas horas,
mis manos están para ofrecerse, para marchar junto a otras manos al encuentro del trigo y la justicia…
Vieron mis ojos un corazón anónimo depositar monedas en el trémulo oficio de aquel menesteroso,
el hombre inclinando su rostro
exclamó con verbo escueto:
por fin he visto un Viernes
en esta extraña isla
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