viernes, 18 de marzo de 2011


De nuevo es viernes…
Con sonora voz se dirigía un joven
a sus colegas que en corro
planeaban la fiesta para el finde tras una ardua semana de agotador asueto

Unos cubatas, unas rayitas, unas pirulas,
buena música y algún que otro polvete, comentaban jocosos.

Cerca de aquel grupo, un hombre negro mendigaba limosnas.

Ni acostumbran mis manos a poner pecunia en manos de indigentes ni son diques que sirvan para contener el hambre de unas horas,

mis manos están para ofrecerse, para marchar junto a otras manos al encuentro del trigo y la justicia…

Vieron mis ojos un corazón anónimo depositar monedas en el trémulo oficio de aquel menesteroso,
el hombre inclinando su rostro
exclamó con verbo escueto:

por fin he visto un Viernes
en esta extraña isla

Viaje aÍtaca

No me busques aquí, búscame en ti y yo en ti afloraré.
Era el eco constante que muy dentro de ella
concebía desde esa noche aciaga,

tras madurar la idea, decidió viajar a Ítaca,
antes, en el fecundo hogar, con ahínco buscó
los cálidos besos del abuelo querido
los abrazos profusos, la entrañable mirada,
buscó los sueños de su infancia,
la temprana voz que la meciera.

Había buscado en la fértil palabra
la respuesta capaz de mitigar su angustia
y sólo encontró ausencia,
sólo ausencia en la quietud esférica
de un tiempo ya varado en el olvido.

Una vez en el barco,
lanzó por la escotilla la rabia y la amargura
que tanto la oprimía,
buscó en el firmamento de unos ojos cercanos
una señal certera que le diera respuestas
y un límpido astrolabio
depositó en su alma los más dulces recuerdo
que pudo imaginar,
entonces comprendió la finitud del tiempo.
Sonrió y fue feliz.
Robinson Crusoe.

De nuevo es viernes…
Con sonora voz se dirigía un joven
a sus colegas que en corro
planeaban la fiesta para el finde tras una ardua semana de agotador asueto

Unos cubatas, unas rayitas, unas pirulas,
buena música y algún que otro polvete, comentaban jocosos.

Cerca de aquel grupo, un hombre negro mendigaba limosnas.

Ni acostumbran mis manos a poner pecunia en manos de indigentes ni son diques que sirvan para contener el hambre de unas horas,

mis manos están para ofrecerse, para marchar junto a otras manos depositar monedas en el trémulo oficio de aquel menesteroso,
el hombre inclinando su rostro
exclamó con verbo escueto:

por fin he visto un Viernes
en esta extraña isla

domingo, 6 de marzo de 2011

Solidaridad

En el mundo árabe, mostrarle la suela de los zapatos a alguien es una señal extrema de falta de respeto y lanzárselos es aún peor, yo quiero simbólicamente lanzar todo el calzado de la tierra a los tiranos dictadores del mundo y en particular a los que oprimen al pueblo Árabe.








Nana para dormir
a un niño Árabe



La jaima es un oasis
de espejos africanos
donde mi niño duerme,
¡crisol de torrenteras!

En tus sueños las dunas
son veneros profundos,
marismas de agua dulce
y arrecifes de mijo.

Cuando la noche llega
y envuelve tu reposo,
del horizonte emergen
arcoiris de espumas.

Si de olvidos y arenas
tus sueños han forjado,
de gacelas y acacias
será tu amanecida.