domingo, 28 de marzo de 2010

Nana para un niño cíngaro


Por la orilla del arroyo
se está acercando la noche.
Viene cargada de sueños,
de estrellitas e ilusiones.

Con el murmullo del agua
se está durmiendo mi niño.
El viento duerme en los juncos.
Sobre la espuma, el suspiro.

La luna, que está acunando
su cuerpecito moreno,
hace que mi niño sueñe
que es primavera el invierno.

Mi niño ha cogido el sueño
y es su madre quien lo acuna.
¡Qué bellas son las mujeres
cuando la inocencia arrullan!

Mientras los cíngaros bailan
aguardando la mañana,
las cíngaras junto al fuego
están entonando nanas.

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