sábado, 14 de enero de 2012

Antonio Román Díez




No, por desgracia no llegamos a ser lo que se podría considerar íntimos amigos, no dispusimos del tiempo y el roce necesario, tal vez nos conocimos demasiado tarde y aunque la distancia física no era insalvable, nuestras circunstancias laborales y personales impidieron una relación más estrecha, pero sé que gocé de su amistad; en las contadas ocasiones en que compartimos recitales y tertulias así me lo demostró. En esos encuentros pude comprobar la grandeza de la humildad que le arropaba como hombre y, además de la calidad de su obra, la honestidad con que desnudaba su poesía.
Poeta, Sit tibi terra levis.


La obra prevalece…
no importa que esté
ausente el poeta

si entre nosotros dejó
como por olvido,
su alma en la poesía.

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